me gusta soñarte
saber q tienes el olor de las amapolas impregnado en la piel
desatando dopamina para calmar esos dolores q antes solo un chocolate podia matar.
en este sistema poco logico de adicciones no qimicas es dificil descubrirte como una cadena de conexiones sinapticas q despiertan de nuevo mi cerebro, volviendo a sentir el estado límbico del cual casi ya habia olvidado era la escencia de mantener el contacto con alguien capaz de hacerte tocar las estrellas.
llevame a ver las estrellas.
y me desperte con una estrella sobre mi cabeza, una estrella para recordar las membranas rotas y los cordones unidos, con el amor visceral tan salido de dentro de la sangre, suspiros arrancados de los pulmones con los cuales casi no puedo respirar y esta adiccion al oxigeno q respiras, se ha llevado un poco la ansiedad de paletas de chocolate verde.
senti, si senti.
el calor de un abrazo poco aprisionante y el sabor de esos besos q ahogan cuando aman.
incluso tu propio amor rindiendose solamente para alcanzar la cola de esa estrella casi cometa asesino q acelera el pulso de mi corazon y te vuelve casi intocable a mis ojos q se pierden en el espacio tratando de descifrar entre todas las sensaciones organicas, solamente aqella precisa y necesaria para despegar la mente del cuerpo.
te has rodeado de flores negras, algunas con olor a muerte. a veces, con tandacuchas en la barriga qe solo me dan ganas de vomitar. ahi en ese sitio tan lleno de recuerdos, duendes, dulces y fantasmas. sin miedo, pero con todas las ganas de olor a jardines y viento fresco, talvez una cascada para mirar y una montaña para hablar.
el pasado es el mas cruel perseguidor de las mentes, el q impide q nuevos sueños se despierten en la conciencia y sigue torturando las almas debiles
en medio de tanto ruido y cemento, algunas flores aun salen en los parterres tratando de sobrevivir a la ciudad, tratando de ser ese pedazo de hermosura que le queda a quito antes de las 7 de la mañana. cuando aun cantan los pajaros.
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