tras una neblina indescriptible va comiendose la ciudad de a poco.
edificio tras edificio van desapareciendo ante mis ojos
como va perdiendose la inexistente realidad
de la que estoy rodeada.
miles de abrigos caminan sonambulos por las calles,
buscando ahora un cuerpo para calentar,
mientras tanto
voy caminando descalza
por las cataratas de lluvia que caen
para hacerme sentir el helado pavimento
que hay bajo mis pies.
es por eso,
que solamente 2 millones de habitantes
no son suficientes para hacer una buena ciudad.
es por eso tambien que los corazones oscuros
salen a robarse el calor de los que aman sin parar.
nadie sabe
lo que se esconde por encima de la densa niebla
que va robandose el calor del alma,
para ser reemplazado
por el calor producido por el dioxido de carbono
fruto de la combustion desaforada
cada vez que hay un rojo.
y rojo.
rojo el amor,
la ilusion,
la sangre,
el corazon,
cambiado por microcabinas de mundos paralelos personalizados.
mientras sigo caminando sin saber a donde voy,
tratando de recojer mis propios pasos
para recordar los momentos añorados,
las canciones preferidas,
las comidas deliciosas.
y mis pies,
se siguen helando.
helando igual que toda la piel a falta del calor
de otro cuerpo para las noches,
a falta de ver el cielo azul
en los dias soleados,
a falta de todo eso
que se esconde tras la neblina
y que nadie puede ver,
porque el cielo
se ha negado estos días a mostrar su azul
quedandose solamente en ese recuerdo de cielo soleado, dorado y adorado.
en medio de tanto ruido y cemento, algunas flores aun salen en los parterres tratando de sobrevivir a la ciudad, tratando de ser ese pedazo de hermosura que le queda a quito antes de las 7 de la mañana. cuando aun cantan los pajaros.
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