la transparencia del espacio era la transparencia del silencio.
La inmovil luz del cielo sosegaba el crecimiento de las yerbas.
Los bichos de la tierra, entre las piedras, bajo la luz identica, eran piedras.
El tiempo en el minuto se saciaba. En la quietud absorta se consumaba el mediodía.
Y un pájaro canto, delgada flecha.
Pecho de plata herido vibro el cielo, se movieron las hojas, las yerbas despertaron.
Y sentí que la muerte era una flecha que no se sabe quien dispara
y en un abrir los ojos nos morimos.
Octavio Paz
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